Reflexión acerca de los medios tradicionales de la literatura.
Por Lourdes Mazorra
Creo que si bien los medios tradicionales de la literatura siguen siendo el texto impreso (libro, revista, etc.), así como el cine y la televisión, radio, periódicos... en esta época lo digital ya puede considerarse tradicional, teniendo en cuenta que una tradición se transmite y permanece de generación en generación.
Yo nací en 1992, por lo que según la clasificación de demógrafos e investigadores pertenezco a la generación Y o de los millennial (década del 80-principios de los 2000), niños y jóvenes caracterizados por un alto uso de la tecnología. Hay investigaciones que demuestran que los millennial más jóvenes crecieron usando internet como principal fuente de noticias y vivieron la generalización de los teléfonos inteligentes, por lo que usábamos lo digital a un ritmo más alto que las personas de generaciones anteriores.
En muchos lugares del mundo los pertenecientes a la generación X y los millennial fueron los primeros en crecer con PC en sus hogares. Tal fue el impulso que desde el poder y las instituciones se le dio a la ola digital, que en un discurso pronunciado en 1999 en el New York Institute of Technology, Bill Gates alentó a docentes de Estados Unidos a utilizar la tecnología para satisfacer las necesidades de la primera generación que crecería con internet.
Después de la generación Y, vino la Z, aquellos nacidos en el siglo XXI y que definitivamente han crecido en una era digital y tecnológica. Por lo que lo digital ha venido legándose durante tres generaciones, con más avances en unas que otras y con un mayor uso por parte de las comunidades. Por ejemplo, desde joven, yo nunca tuve televisor, mis necesidades informativas y lúdicas se satisfacían en la computadora, el internet. En la Universidad la mayor parte de mi bibliografía fue digital, fuentes en bibliotecas o reservorios digitales, materiales audiovisuales, etc.
Es cierto que la nostalgia por el libro físico a veces me invade, pero otras cuestiones surgen: cuántos árboles hay que talar para hacer los libros. La deforestación es uno de los grandes problemas medioambientales actuales. Acaso no es más fácil la democratización de la literatura a través de soportes digitales, libros gratis, grandes clásicos en formatos de PDF, ebook, etc., audiolibros para personas débiles visuales, el acceso a la información.
Sin embargo, eso me lleva a otro razonamiento: el acceso a la tecnología. La distribución de libros digitalizados es más democrática, pero para países tercermundistas con zonas muy pobres, generalizar el acceso y uso de la tecnología en la comunidad y los hogares es prácticamente impensable y lo que ocurre por ejemplo en mi país, es que se siguen reutilizando libros muy viejos y desactualizados. Los procesos de informatización de las sociedades son costosos.
Lo que sí es claro es que ya existen generaciones de nativos digitales que hacen uso de lo digital como principal y, a veces única, fuente de conocimiento y esparcimiento, por lo que siento que las fronteras entre los medios tradicionales y modernos de expresión literaria comienzan a desdibujarse.Por último me gustaría hacer una distinción: los libros electrónicos no son lo mismo que la literatura pensada, creada y distribuida digitalmente. La literatura digital es aquella nacida de procedimientos digitales y destinada solamente para consumo digital, que abre sus fronteras creativas y concede más participación al lector/ internauta. Pienso en Rayuela como antecesora de la "literatura hipermedial": el tablero de direcciones, el salto de un capítulo a otro, los capítulos prescindibles o el bucle infinito del final alumbraban ya en la década del sesenta lo que hoy conocemos como hiperficción exploratoria; en el audiovisual, por ejemplo, los filmes interactivos... La hipermedialidad es otra arista, los gráficos, el vídeo y la interacción con el usuario, aluden a otro fenómeno en alza: la narrativa transmedia.
Para mí son temas muy interesantes y que revolucionarán (ya lo están haciendo) las maneras de producir y consumir la literatura. Pero más allá de parcelaciones entre lo tradicional y lo moderno, lo impreso y lo digital... vivimos en un mundo donde la literatura es cada vez más necesaria para salvarnos el espíritu y, por eso, lo más importante siempre va a ser contar una historia.
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