¿Tiene sentido adquirir la lógica de programación en la infancia?
Por Allisson
Maltez y Laura Pizano
A pequeña escala
Allisson y Laura viven temporalmente juntas en una casa del centro de Colima,
en México. La primera es nicaragüense y la segunda es mexicana. Ambas nacieron
en generaciones distintas: Laura en la década de 1980, identificada con los
millenials,
testigos del cambio de paradigma analógico hacia el digital; Allisson es de
1997, la generación Z que presenció la expansión del internet. Sus edades no
limitan su comunicación interpersonal y más bien, las hermana una preocupación
cotidiana por subsistir en la gran escala: el planeta tierra inestable e
inseguro debido a una ejecución desmedida del poder humano sobre otras
especies. Ambas se abren espacio en una sociedad antropocéntrica que empuja a
arrancarse los ojos unos a otros, motivados por obtener algún residuo de poder.
Paralelamente, el gran poder, ese que dirige las dinámicas globales, está
reservado para unos cuantos. Desplazarse por la gran escala: el pueblo, el
país, el estado, los gobiernos, inclusive el internet, no resulta fácil para quien
todavía conserva sus ojos. Ya lo dijo
Graciela Speranza (crítica literaria
argentina) en una conferencia titulada
Arte y ficciones
frente a la invisibilidad digital del mundo:
Las amenazas que se ciernen sobre el hombre y el
planeta en el siglo XXI responden a fenómenos esencialmente opacos que operan a
gran escala enmascarando sus causas y la verdadera dimensión de sus efectos;
dos de las más acuciantes: la perspectiva de una catástrofe natural y la
inmersión cada vez más absoluta en un doble digital, de hecho operan a una
escala global que nos empequeñece y paraliza. (2020)
La parálisis aún
no abarca el pensamiento de Allisson y Laura pues constantemente cuestionan sus
posiciones en las estructuras sistémicas. En este sentido son contemporáneas,
de acuerdo a una cita de Georg Gadamer que nos recuerda Speranza:
“Contemporáneo del presente es aquel que no coincide a la perfección con él,
aquel que puede mirarlo con cierta distancia”. La oscuridad del siglo XXI las
interpela; ellas cautelosamente se dejan guiar por luces del pasado, presente y
futuro.
Ciertas noches, Allisson y Laura
rehúyen de las luminarias del interior de la casa y suben a la azotea. El cielo
guiña su ojo lunar y coquetea con sus cuerpos. Pero el cuerpo no es una masa
que se desplaza por el espacio exclusivamente mediante la inercia de
circunstancias externas. Y aunque las estrellas diminutas recuerden que la
electricidad ocurre externamente, en realidad los neurotransmisores dirigen los
deseos, incluso los más sutiles.
Es oportuno decir que en la casa
también habita Lilik, quien suele formar parte de las pláticas entre Allisson y
Laura. Si alguien le pregunta su edad responde “tengo siete años con nueve
meses”. Brinda sus opiniones con perspicacia y expresa sus deseos de forma muy
elocuente. Ella dibuja, escribe en su diario secreto, toca el piano, la flauta
y la melódica. Hace dos días terminó su primera novela Matilda
de Roal Dahl. Recientemente se introdujo con entusiasmo en la lógica de la
programación mediante un programa llamado Scratch junior. Esto ha llevado a las
dos adultas a pensarse en retrospectiva. Están conscientes que no vivieron las
mismas demandas y alternativas que la generación de Lilik y que tampoco
tuvieron las mismas oportunidades para desarrollarse a gran escala. El acceso y
apropiación de un nuevo lenguaje, la exploración de la creatividad a través del
algoritmo es una realidad para la generación Alfa a la cual pertenece Lilik.
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Scratch junior |
Ahora que la niña duerme, Allisson y
Laura inician una discusión al aire libre. Desde la azotea expresan sus dudas
en torno al acceso a internet en la niñez y se preguntan ¿Tiene sentido
adquirir la lógica de programación en la infancia? ¿La elaboración de códigos
en procesos comunitarios puede ser un modo de autonomía y construcción de conocimiento
en el desafío de nuestro tiempo? Una botella de mezcal las acompaña, ese licor
típico de Oaxaca que concentra dosis minúsculas de artificios poco
convencionales.
L: Me preocupa
que a Lilik le interese tanto estar frente a la pantalla. No esperaba que le
regalaran una tableta en su cumpleaños.
A: Yo no estoy de acuerdo con el regalo que le dio el tío. Hubiese preferido de
obsequio un papalote. Ya ves que ahora no es muy común verlos por el aire.
L: Ya sé. Por lo menos le hubiera dado un libro. Ahora no sé cómo convencerla
de leer. Desde que terminó Matilda ya no ha querido tomar otro libro.
A: Tu generación quizá no tenga esa perspicacia de enfocarse perplejamente en
la pantalla pero Lilik sí. Deberíamos de brindarle el espacio para adentrarse
en las múltiples literacidades. Recuerda el concepto de literacidad, ese que
nos enseñaron en la clase de Literatura y Nuevas tecnologías.
L: Es cierto. Creo que Édgar Villegas Iriarte lo mencionaba en un artículo. La
literacidad es aprovechar los medios que están al alcance. Si las pantallas
están por todas partes debemos pensar que materializan una nueva literacidad.
A: Un ejemplo sería Scracht del cual Lilik desea apropiarse. Me puse a
investigar un poco sobre esa aplicación y en un video me di cuenta que existen
niños y niñas que están iniciando sus programaciones, incluso, en un panel de
OpenLab Ecuador, una niña mencionó que por medio de Scracht se comunica con sus
pares. Se llama Emily Ulloa. ¿Has escuchado de ella?
L: No sé quién es ella pero está interesante lo que dices sobre la niñez activa
que interactúa mediante la programación. Suena a que a través de una aplicación
como Scratch se puede tejer comunidad. ¿Estaríamos hablando de una comunidad
virtual infantil?
A: Emily Ulloa es ecuatoriana, tiene once años y desde los cuatro crea robots a
favor de las competencias de la niñez con autismo. Empezó a programar a partir
del lenguaje de Scracht y actualmente brinda conferencias para motivar a la
niñez a explorar el lenguaje de la programación. Así que Lilik no estaría sola,
una comunidad virtual la está esperando.
L: ¿En serio? Yo a los once años me estaba sacando los mocos. Uff, así como lo
platicas cambia toda mi perspectiva del uso de la tecnología desde edad
temprana. Es verdad que prohibir los dispositivos digitales sería ridículo pues
son los soportes más accesibles actualmente. De hecho, son eso, soportes de
lectura y escritura. A veces se me olvida por todas las aplicaciones basura que
llaman la atención de la niñez. Pero ciertamente, Scratch me dejó una buena
impresión. No había caído en cuenta que los usuarios comparten sus proyectos y
de ese modo aprenden unos de otros, intercambian sus narrativas, sus imágenes,
sus procesos de escritura en bloques con los que representan el código. Ya me
emocioné, pásame el mezcal.
A: ¡Salud! Ya es momento que Lilik se apropie de esas estructuras digitales. Ya
que cada día se requieren nuevos empoderamientos feministas. Emily Ulloa forma
parte de una comunidad de mujeres Girls in Tech y es la más pequeña de
todas y quién sabe… quizá Lilik se enamora de la programación y presenta
nuestros cuentos y poemas en Scracht ¡Sería pan comido para ella! Ya lo decía
Villegas con respecto a las múltiples alfabetizaciones reflejadas en la
ciudadanía al apropiarse racionalmente de las tecnologías para no convertirse
en simples consumidores y solo generar su propio pensamiento, creatividad o
comunicación sin sentido en el espacio offline.
L: Oye, tú sí leíste las lecturas que asignó el docente. Me gusta lo que dice
ese Villegas. Entonces, más que aterrarme por el uso de la tableta debería
estar acompañándola en su apropiación crítica y creativa. Desde luego me
maravilla la existencia de la comunidad Girls in Tech. Me encanta que reúna a
mujeres de distintas edades y latitudes, como a Emily. Seguro que hay alguna
nicaragüense por ahí.
A: Pues no lo sé. En mi país hay muchas limitantes por parte de las instancias
de poder para contribuir a una alfabetización digital. Si bien existe un acceso
a internet de forma libre y gratuita, no todes cumplen con las competencias
multimodales que menciona Manuel Area Morena en… no recuerdo el nombre… ¡Ah,
sí! La alfabetización digital y la formación de la
ciudadanía del siglo XXI.
L: ¿Tiene que ver con las dimensiones de la alfabetización digital? ¡Esa parte
sí la leí! Y no creas que en México estamos mejor. Hablando de manera general,
nos quedamos acaso en la dimensión instrumental. Sabemos encender los aparatos,
conectarnos a internet y recibir la información que nos dan ciertos medios.
Pero qué decir de la dimensión axiológica, nos despreocupa el sistema de
valores y las ideologías que subyacen en las prácticas lectoras, incluidas las
digitales.
A: Se acabó el mezcal. Será mejor que nos durmamos. Pero seguiré insistiendo en
que Lilik necesita el espacio cognitivo que el mundo virtual tiene para
entregarle.
L: Yo seguiré insistiendo en que tome un libro. Pero igual ya me gusta el
pensamiento de que lea en distintos soportes. En fin, que sea ella la que
decida su proceso lector. Vamos pues. ¡Adiós luna!
Si la frase
La
infancia es destino resulta cierta, Allisson y Laura se encuentran en
una situación apremiante: la de acompañar a Lilik a ser dueña de su infancia, a
brindarle espacios donde formule propuestas innovadoras, discursos creativos
que quizá, confrontados con los de muches niñes más, construyan alternativas
reales o por lo menos, ilusiones para sobrellevar el mundo globalizado y
mediático en el que se vive. La programación no fue un lenguaje que aprendieron
las niñas Allisson y Laura pero sus literacidades, sus comunidades y redes
sociales, sus libros y lecturas han propiciado en Lilik un ambiente
transcultural que le brinda ciertas libertades como colimense.
Lilik continua durmiendo. Allisson y
Laura también despejan sus pensamientos centrales para dar paso al
subconsciente.
Allisson enciende su tableta y desde
su cama busca la aplicación de Scracht, la descarga y frunce el ceño. Le aburre
crear una cuenta. Nunca ha sido ni de videojuegos, mucho menos de ejercicios
lúdicos de programación. Le aburre la idea de pasar mucho tiempo en el aparato
cuando pudiera estar leyendo un libro o haciendo ejercicio. Ella solo utiliza
las redes sociales para comunicarse e investiga en Google Chrome. Scracht le
parece monótono y estructural por los rompecabezas que se deben armar
lógicamente para ir generando una secuencia y acciones de un personaje: un gato
o un pollito, ponerle sombrero o bufanda, que emita sonido o que corra y grite
al mismo tiempo; piensa que es como si la computadora le diera órdenes y no al
revés, consignas de que duerma poco y que se convierta en otra.
Laura siente un calor intenso. Abre
los ojos, el cuarto está inundado. Una notificación en su teléfono indica que
los polos han comenzado a deshielarse. Cuando se percata de que Lilik no está a
su lado, grita su nombre. Corre como puede, sorteando el lago doméstico. Abre
la puerta y el agua de la casa se vierte con fuerza hacia un precipicio. El mar
se forma con las aguas de todas las casas abiertas. Un gran barco de madera
navega rumbo al horizonte. Los tripulantes son animales, plantas en macetas y
niños y niñas, entre las cuales está Lilik. Ella voltea hacia Laura mientras
emite una sonrisa plena. De pronto, la urgencia de ir al baño es más fuerte que
el intercambio de miradas. Desde el baño, con los ojos entrecerrados, Laura
advierte el sudor y sobre todo, nota que Lilik y Allisson siguen ahí. Seguirán
juntas en el mismo barco desnortado que dibujó Graciela Speranza durante la
conferencia citada al inicio de este ensayo. Compartirán lugar con otras
especies: “congregación del mundo animal, vegetal, mineral y la propia
atmósfera que el hombre subordinó a su poderío y hoy peligran si no se
redefinen las condiciones que hacen posible la consistencia en el planeta”. A veces quisiera que la niñez
construyera un barco propio.
Referencias
Area, Manuel (2015) La alfabetización digital y la formación
de la ciudadanía del siglo XXI. Revista Integra Educativa. Recuperado de http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1997-40432014000300002
Speranza, Graciela.
“Reconstrucciones. Arte y ficción frente a la invisibilidad digital del mundo”.
Conferencia inaugural del II Congreso Internacional de Narrativa
Latinoamericana Contemporánea. México: UNAM, 2020. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=8yLXK-Q1HqQ&t=437s
Villegas, Édgar (2013) Multiliteracidades
en y para la tecnología, rumbo a una sociedad incluyente. Presentado como
ponencia en el Virtual educa, XIV Encuentro Internacional Virtual Educa
Colombia, 2013. Recuperado de http://reposital.cuaed.unam.mx:8080/jspui/bitstream/123456789/3781/1/VE13.491.pdf
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